Queratitis

Las queratitis constituyen una serie de cuadros de muy variada etiología, morfología, extensión y gravedad.

Cuadro clínico

En todas las queratitis, la presentación típica es el denominado “ojo rojo grave”. La presencia de queratitis se traduce en una tríada sintomática consistente en dolor, intolerancia a la luz (fotofobia) y espasmos de los músculos del párpado (blefaroespasmo). El dolor se produce por un espasmo del músculo ciliar y del esfínter del iris. Si existe mucha afectación central, se puede perder la transparencia del tejido corneal central, ocasionando una pérdida de visión variable.

Cuando el daño es evidente, se habla de úlcera corneal. Muchas veces la morfología de esta úlcera y los signos oculares acompañantes son claves para determinar la etiología de la afectación corneal, como es el caso de las úlceras ramificadas típicas de las queratitis herpéticas.

Causas de la queratitis

En líneas generales, se pueden distinguir las queratitis de origen infeccioso (bacterias, virus y hongos) y las no infecciosas.

  • Queratitis bacteriana. Una úlcera corneal debe considerarse bacteriana hasta que se demuestre lo contrario, porque es la causa microbiológica más frecuente. Se asientan sobre alteraciones previas, generalmente erosiones traumáticas que se sobreinfectan. También se relacionan con ojo seco, uso de lentes de contacto, diabetes y edad avanzada. Cursa con un infiltrado de aspecto grisáceo y sucio. Se trata de un cuadro grave, que cursa con dolor ocular intenso, pudiendo afectar a la visión del paciente. El tratamiento se realiza mediante antibióticos, teniendo en cuenta los microorganismos más frecuentemente causantes del cuadro clínico. Al mismo tiempo, se emplearán colirios midriáticos (para dilatar la pupila) a fin de evitar la formación de adherencias corneales (sinequias) y tratar de disminuir el dolor.

 

  • Queratitis herpéticas. El 95% del total están producidas por virus herpes simple y el 5% restante por virus herpes zóster. Los síntomas son similares a los que se evidencian en las queratitis bacterianas; aunque pueden aparecer lesiones vesiculadas en el párpado, la nariz y el área peribucal, cuadro respiratorio; o no presentar ningún síntoma previo. Ante estos hallazgos (sistémicos y cutáneos), se debe pensar en herpes zóster. Es posible que la úlcera muestre distintos patrones, como imagen ramificada, geográfica o punteada. Se tratan con antivirales tópicos, midriáticos, para evitar el dolor y el músculo ciliar y antibióticos tópicos para prevenir una sobreinfección bacteriana.

 

  • Queratitis micóticas. Están causadas por un hongo, el Aspergillus o las Candidas, con mayor frecuencia, especialmente tras un traumatismo vegetal. El foco central de la úlcera es de color blanquecino, con lesiones satélite. Existe poco dolor y poca reacción y son resistentes a los antibióticos. Se trata con colirios de antifúngicos. Candida puede producir úlceras en individuos inmunodeprimidos o debilitados y tras uso reiterado de antibióticos y corticoides tópicos.

 

  • Queratitis por Acanthamoeba. Es un parásito productor de graves infecciones corneales, sobre todo en portadores de lentes de contacto blandas. Son factores de riesgo el uso de lentes de contacto, el traumatismo ocular y haberse expuesto a agua contaminada. Es muy típico el dolor intenso.
  • Traumáticas. Por abrasión o por erosión simple, quemadura, cuerpos extraños. La reducción de producción de lágrima que se produce por la noche permite que el párpado “se pegue” a la córnea y arranque el nuevo epitelio corneal, produciendo un dolor punzante al abrir el ojo por la mañana.

 

  • Químicas. Ocasionadas por sustancias tóxicas (agua de piscinas y jacuzzis con sustancias químicas, como el cloro).

 

  • Físicas. Generalmente causadas por radiaciones ultravioletas (sol, soldadura, etc.).

¿En qué consiste la operación de los párpados?

Blefaroplastia superior

Con esta técnica, pretendemos reparar el descolgamiento y la flacidez de la piel del párpado superior, que se produce a causa del envejecimiento, por desarrollo excesivo de tejido y la acción de la gravedad. Así, conseguimos tensar la musculatura del párpado y despejar la mirada, obteniendo un resultado de rejuvenecimiento y sensación descansada.

Se trata de una intervención sencilla y de corta duración, en la que se realizan microincisiones a lo largo del pliegue del párpado superior que posteriormente quedarán ocultas en el pliegue natural gracias a las finas suturas intradérmicas.

Blefaroplastia inferior

Esta intervención nos permite resecar las molestas bolsas de los ojos que dan apariencia de hinchazón, eliminando el exceso de grasa que en ellas se acumula.

La técnica se realiza vía transconjuntival, lo que permite retirar los acúmulos grasos sin afectar ninguna de las estructuras del párpado, con la gran ventaja de no presentar cicatriz visible.

Blefaroplastia completa

Consiste en la combinación de las dos técnicas anteriores en aquel paciente que lo necesite.

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Preguntas frecuentes

En caso de tratarse de una queratitis infecciosa una vez se haya tratado al agente responsable, la recuperación tarda aproximadamente 3 meses.

En caso de presentar la sintomatología específica, tales como visión borrosa o disminuida, sensibilidad a la luz (fotofobia), acompañado de
la sensación de cuerpo extraño. No obstante, esto debe ser confirmado y estudiado por un médico, ya que esta sintomatología puede ser producida por otras patologías.

Se debe tener en cuenta que es una patología ocular, que en caso de no tratarse puede llegar a ocasionar daños en la visión de manera permanente.

De manera general, suele producirse a través del contacto directo entre una lesión herpética activa en cualquier otra parte del cuerpo o en el propio ojo.

Hay determinados factores de riesgo que pueden predisponer al
desarrollo de la queratitis, entre ellas encontramos:

  •  Maloclusión palpebral, esto conlleva a una sequedad del ojo,
    produciendo una sobreestimulación del epitelio.
  • Exposición a vapores tóxicos.
  •  Uso de corticoides tópicos de forma crónica.
  • Intervenciones quirúrgicas del ojo.
  • Uso de lentes de contacto de manera errónea.